El negocio se sustenta en las ventajas que este sistema ofrece al promotor y al usuario de las viviendas, frente a la oferta de la construcción tradicional y que se resumen en:
- Posibilidad de construir viviendas, en gran cantidad, en lugares con escasas facilidades, aprovechando las ventajas de la industrialización y utilizando un equipo humano reducido, manejable y fácilmente localizable por no necesitar especialización profesional.
- Menor coste: entre el 25% y el 30 % inferior al de la construcción tradicional.
- Rapidez de obra: plazos inferiores al 50% de los de la construcción tradicional.
- Alta calidad estructural por el uso de hormigón armado y por la alta precisión del ensamblaje de los componentes.
- Alta resistencia a fenómenos catastróficos.
Todo ello, permitiendo un alto grado de libertad de proyecto arquitectónico, ofreciendo soluciones versátiles a las exigencias del mismo y con variedad de acabados, a la medida del presupuesto disponible.
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